Tras la pandemia, los compradores ya no solamente buscan una casa en la que vivir. Buscan un hogar, hogar en el que se sientan seguros, protegidos. Nuestras necesidades han variado y nuestras expectativas también. Tras el periodo del confinamiento nos hemos replanteado las cualidades de la casa en la que deseamos vivir.

En la actualidad, apostamos por viviendas que tengan una superficie mayor, de grandes ventanales que nos aporten más luz, dotadas de más espacios amplios y en las que primen las vistas al exterior.

Ahora que se ha consolidado la tendencia por parte de las empresas de promover el teletrabajo, ha surgido la necesidad de contar con una casa en la que podamos tener nuestro despacho en su propia habitación diferenciada con el fin de ser más eficientes y productivos.

Somos conscientes de la importancia de poder disfrutar del aire libre sin la necesidad de tener que salir de casa lo que ha conllevado que se hayan disparado las búsquedas de inmuebles que tengan como extra espacios al aire libre como un jardín, una terraza o un balcón.

Ya no solamente nuestro hogar pasa a ser también nuestro despacho sino que inclusive necesita ser nuestro lugar en el que poder mantener nuestra forma física. Con las restricciones que se han impuesto en los gimnasios, cada vez es menos cómodo acudir a uno a hacer deporte por lo que poder realizar nuestros ejercicios en casa se ha tornado otra necesidad. Ello implica que los compradores busquen viviendas con habitaciones dotadas de más metros cuadrados en los que poder almacenar las máquinas deportivas.

En conclusión, las tendencias de mercado han cambiado sustancialmente y estamos dispuestos a dejar las grandes ciudades para irnos a vivir a las afueras o zonas menos pobladas, en las cuales podemos encontrar estas viviendas con patios o amplias zonas ajardinadas. Con ello, podemos optar a un precio más ajustado sin tener que renunciar a la cercanía y servicios que otorgan los núcleos urbanos.