Tras habernos visto obligados a permanecer aislados en nuestras casas, hemos tomado conciencia de la vital importancia que tiene un correcto equipamiento tecnológico, la luminosidad, la practicidad o los grandes espacios. Dicho cambio de paradigma ha afectado positivamente a la decoración e interiorismo convirtiendo el confort en su pilar fundamental.

La estética slow, basada en la configuración de un espacio armonioso y equilibrado es lo que busca actualmente el consumidor, optando decoración sobria y minimalista que aporte sensación de ligereza y sencillez.

En una entrevista con la revista Forbes, Sun explicaba que de ahora en adelante, “diseñaremos nuestras casas y nuestros espacios con una nueva conciencia de las preocupaciones de seguridad personal”.

Actualmente buscamos espacios más versátiles y especializados con el fin de obtener el mayor rendimiento de cada uno de ellos. Para ello, es crucial hacer un estudio previo viendo qué rincón es el más idóneo para hacer ejercicio, tele trabajar o simplemente descansar. Dicho objetivo es fácilmente alcanzable a través de la decoración, colocando por ejemplo meros biombos generen sub estancias.

Respecto al mobiliario, las nuevas tendencias han dado un giro hacia las piezas de calidad con buenos acabados. Los muebles low-cost, han dado paso a los productos atemporales que ofrecen más comodidad y bienestar.

En cuanto a los colores, la ansiedad, el miedo y la preocupación que nos genera la incertidumbre de la etapa que estamos viviendo, ha hecho que el consumidor ya no solamente apueste por el blanco y los colores naturales sino que empiece a apostar por colores llamativos y alegres como son el coral o el amarillo.